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Los desafíos de la industria ‘femtech’

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Artículo original de Natalia Ospina, publicado en Ámbito Jurídico

El término femtech es un acrónimo que se refiere a la industria de la tecnología femenina que atiende específicamente las necesidades de la salud de las mujeres. No se debe confundir con el femcare (productos de higiene femenina) o con las empresas tecnológicas lideradas por mujeres.

Se considera una industria emergente, cuya explosión en los mercados data del año 2016, a partir del movimiento producido tras las declaraciones de la fundadora de Clue, Anada Tin, aplicación que trata los temas del periodo menstrual, su ciclo, su regulación, su seguimiento, etc.

Entonces, se trata de un sector económico en pleno auge de crecimiento, con expectativas de llegar a constituirse como una industria de hasta 60 billones de dólares en el año 2027, de acuerdo con el “FemTech Industry Report 2021”, y cuya representación en América Latina, según lo mencionado en este último documento, es mínima, pues solo el 4,4 % de las empresas femtech en el mundo se encuentra en esta región y representa el 0,5 % de la inversión total que el resto de las economías dirige a su desarrollo.

Este sector económico abarca investigación y desarrollo (I+D), software (aplicaciones, plataformas), hardware (equipo) y todo tipo de productos y servicios relacionados con la salud femenina. En este marco, los temas más desarrollados o populares hasta el momento han sido el ciclo menstrual, la salud sexual y reproductiva de las mujeres, la lactancia y el cáncer cervical. Sin embargo, el tema va más allá, pues abarca longevidad, bienestar y salud mental, entre otras.

Siendo esta una industria nacida con un enfoque de mercado determinado y nada despreciable, ya que puede representar el 50 % de la población mundial, como industria emergente, enfrenta desafíos y dificultades que pueden y deben ser superadas con el apoyo de todas las áreas de desarrollo en las economías, incluidas, sobre todo, las áreas legales, por la calidad de los retos que enfrenta.

El primer reto en la industria femtech es la inversión. En este sector, debe hablarse de una inversión con enfoque de género, quizá apoyada por los entes estatales. Esto teniendo en cuenta que la actividad de inversión está ejecutada, en su mayoría, por hombres. En este sentido, las buenas cifras y la apertura del mercado hacia horizontes con rentabilidades interesantes podrán direccionar el interés de este sector, en su mayoría “masculino”, hacia esta industria. Sin embargo, en tanto esto no suceda, deben encontrarse vías de comunicación y superación de barreras que desdibujen el tabú que se cierne sobre los temas de salud referentes a la mujer.

En segundo lugar, encontramos una necesidad insatisfecha en el mundo y que quedó al descubierto en estos últimos dos años por la pandemia causada por el covid-19: la falta de inversión en investigación y desarrollo en el sector salud. Todas las economías tienen una falencia clara en materia de salud pública, muchas, o la mayoría, no manejan un enfoque especializado en cada tipo de población atendida, esto es, bebes, niños, adolescentes, ancianos, hombres y mujeres, cada uno con sus propias necesidades. En este caso se requiere no solo la inversión general, sino en un área específica: en la salud de las mujeres.

Por último, uno de los mayores retos es la brecha de género, que incluye la desigualdad en la educación y en los derechos de las mujeres en la sociedad. El sector femtech es bastante sensible a esta brecha y su comportamiento. Por ejemplo, en países con poca información académica en temas de salud femenina y con evidente falta de acceso a la educación, lo que hacen es importar la tecnología femenina para atender las necesidades de las mujeres, esto es lo que sucede con el acceso a aplicaciones a través de móviles inteligentes, pero, en la mayoría de las ocasiones, las mujeres ni siquiera pueden acceder en su propio idioma ni pueden acceder a aquella información que se consideraría pertinente en cuanto a los problemas que las afectan no solo por género, sino por cuestiones demográficas y geográficas, es decir, no se tiene suficiente información acorde con los problemas domésticos que enfrenta la población femenina.

En conclusión, los retos son importantes, pero con expectativa de grandes retribuciones no solo en materia económica, sino a través de beneficios para la población femenina, así que la invitación es a promover desde el sector empresarial la inversión y la investigación y el desarrollo en la industria femtech.

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Por: Natalia Ospina Díaz, [email protected]

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